Una semana muy complicada por motivos de salud y de trabajo…pero lo más importante es la pérdida de Serafín. No puedo poneros fotos participando en talleres o en actividades, porque Serafín nunca quería participar en nada ni tenía ganas de hacer nada, él era así, era nuestro Serafín y cuando sonreía estaba mucho más guapo. Lo que a él le gustaba era sentarse en la silla azul  de la entrada todas las tardes y tomarse su café de la máquina y, como siempre, estar con su hermana Nicolasa: toda una vida juntos. Eran inseparables y ella siempre cuidaba de él… lo más duro fue que, tanto ella como yo, sabíamos que esa noche la vida le iba a abandonar pues cada segundo que pasaba un hilo de vitalidad se le escapaba entre los dedos…su cuerpo luchó por vivir hasta el último instante pero no podía ser, cuando la hora te llega es implacable!!! No pude irme a casa, ¿cómo la iba a dejar sola mientras su hermano se iba?, cogí una silla y me senté a su lado esperando lo inevitable y juntas nos despedimos de él…adiós Serafín: siempre que entre por la puerta y gire la cabeza hacia la silla azul te tendré presente pero ahora tenemos que cuidar a Nicolasa pues ella está pensando en tí cada instante y la tristeza le invade…